21 agosto 2008

Intranquilidad

Ocurre que ayer andando por la calle, de repente, se me rompió el alma y después una pierna. Ocurre que tuve que levantarme de una acera partida por el dolor de otro niño que también calló allí, de una pareja que resbaló en el mismo sitio y una anciana que tocada por la artrosis tuvo que saltarla sin mucho acierto.
En ocasiones dejas algo para mañana sabiendo que lo harás, pero ocurre que mañana te destrozan la vida con palabras, con miradas, con desprecios. Y ocurre que por esto mismo tengo que pedir hoy perdón a un irremediable amigo, porque no pude cumplir lo que le había prometido, porque poco a poco le he fallado, un día tras otro.
Y ahora, sentada frente a un hermoso cuadro de Cézanne, noto como cae en mi sonrojada mejilla por el sol, una gotita de culpabilidad que me hace sentir inmensamente indefensa e inútil.
Cosas hormonales dice un amigo. Yo sé que no. Esto es más bien un sentimiento de intranquilidad que me corroe por dentro. Algo normal en mí. En fin.

1 comentario:

supersalvajuan dijo...

La tranquilidad no está de moda, no te preocupes.